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Los petroleros del estrecho de Ormuz y el golfo de Tonkín (Omar Locatelli)

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El primer chispazo

Cuando el 12 de mayo pasado 4 petroleros que estaban en el puerto de Fujairah en los Emiratos Árabes Unidos (UAE por sus siglas en inglés) fueron atacados y siniestrados, la comunidad internacional volvió sus ojos a un paso marítimo de singular importancia y de permanente ebullición, como es el Golfo de Omán y en especial al estrecho de Ormuz. Un 30% del petróleo islámico sale por ese lugar, que enfrenta costas de Irán y de Arabia Saudita. Más aún, el derrotero marítimo de los buques petroleros atraviesa zonas en conflicto como lo es Yemen, donde los rebeldes Houtis, apoyados por las fuerzas iraníes de elite, enfrenta al gobierno apoyado por las petro-monarquías de la península arábiga, encabezada por Arabia Saudita, sin una solución clara a la vista.
La opinión generalizada del momento, dirigida por EEUU, culpó a Irán por las acciones, en razón de buscar subir el precio del crudo a fin de obtener mayores ganancias, en palabras del Secretario de Estado Mike Pompeo. Con más razón cuando 2 días después un dron atacó una estación de bombeo del oleoducto saudí que va de Este a Oeste, ejecutado por el grupo rebelde Ansar Allah perteneciente a los Houtis, sin que Irán reconociera su participación.
Como forma de avalar la afirmación, el destructor USS Mason detectó, horas antes de la explosión en los buques petroleros, a 20 pequeñas embarcaciones del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (IRGC por sus siglas en inglés) que ingresaban en aguas de los Emiratos Árabes Unidos, en dirección a donde estaban fondeados los petroleros. Se supuso en el momento que las explosiones fueron consecuencia de buzos iraníes que plantaron minas magnéticas creando rumbos de 5 m2 en cada casco. La especulación de EEUU razonó que las acciones de ese momento fueron una respuesta al despliegue en la región de bombarderos B-52, de una batería Patriot de Defensa Aérea junto al buque de desembarco anfibio USS Arlington. Por su parte el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC por sus siglas en inglés) se limitó a atribuir los ataques a algunos países que trataban de desestabilizar la seguridad y estabilidad de la región, sin especificar a cuáles se referían. Lo único referido a Irán fue un llamado a evitar interferir en los asuntos internos de otros países, evitar apoyar a organizaciones terroristas internacionales y evitar ame-nazar la libre navegación marítima.
En su momento la comunidad internacional también supuso que el incidente había concluido.

La chispa de la guerra

La primera semana de junio, el Comandante del Comando Central de EEUU, Grl Frank McKenzie, declaró ante la prensa en su recorrida por Medio Oriente que Irán o alguno de sus apoderados (llamados Proxis) podrían ejecutar un ataque en cualquier momento. Nunca supuso de la precisión de sus palabras cuando el 13 de junio 2 petroleros, rentados por Japón fueron atacados en su paso por el estrecho de Ormuz, a solo 24 millas de la cercana base iraní de la IRGC de Bandar-e-Jask.
El buque Front Altair, llevando nafta, sufrió una explosión en su casco haciendo que la tripulación lo abandonara, siendo evacuada por un buque iraní. El segundo petrolero, Kokuka Courageos, llevando metanol, se incendió y quedó a la deriva, luego de haber sido, supuestamente, atacado por un torpedo. En este caso sus tripulantes fueron recatados por el USS Bainbridge que estaba en la zona. En ambos casos la carga estaba rentada por Japón.
A fin del día, el vocero del Comando Central de EEUU, Cap Bill Urban, hizo público un video donde se observa a una pequeña embarcación iraní cercana al petrolero con un pequeño artefacto sobre el costado del buque. Agregó que “a las 0410 pm un barco patrulla de la IRGC clase Gashti se aproximó al Kokuka Courageous con lo que se identificó como una supuesta mina magnética pegada al casco”.
El mismo día el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, culpó a Irán del suceso por el “evidente asalto” a los petroleros. Su evidencia se basó en la propia inteligencia, en el tipo de armas usadas y en el nivel de expertos se utilizado, pues solamente las milicias iraníes tienen los recursos y la profesionalidad para ejecutar tan sofisticada operación. Además los rumbos en el casco fueron realizados sobre la línea de flotación de los buques, suponiendo una advertencia de quien lo haya realizado.
Por rara coincidencia, ambos ataques se produjeron cuando el premier japonés, Shinzo Abe, se encontraba en Irán como posible mediador en las conversaciones entre EEUU e Irán por el acuerdo nuclear, del cual el presidente Trump lo desestimó diciendo que los iraníes incumplían con su parte.
La escalada al conflicto comenzaba a instalarse.

Del Golfo de Tonkín al de Omán

En agosto de 1964 sucedió una situación algo similar, cuando el presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, dijo que fuerzas norvietnamitas habían atacado dos veces a destructores de los EEUU en el golfo de Tonkín. Luego se comprobó que las acciones fueron exageradas, en favor de quienes buscaban hacer ingresar a EEUU en una disputa a favor de Vietnam del Sur en su guerra contra de Vietnam del Norte. Una resolución de EEUU, transformó una guerra de guerrillas en un desembarco de tropas regulares, que terminó en un conflicto de tipo convencional, que se perdió políticamente.
El ataque a los petroleros, en junio de 2019, ocasionó que Trump, al igual que en su momento Johnson, decidiera enviar 1000 tropas más a Medio Oriente como forma de intimidación en una supuesta escalada en contra de Irán. El interrogante ronda si también EEUU está dispuesto a iniciar un conflicto armado de difícil final. La primera reflexión es que Trump hasta ese momento había actuado de manera impulsiva para amedrentar a sus eventuales oponentes. El mismo Trump en su libro “The arte of deal” (El arte del acuerdo) propone proyectar una imagen amenazadora inflexible para disminuir las expectativas del bando opositor y discutir en una posición ventajosa. Los iraníes, herederos de la ancestral e ingeniosa diplomacia persa, respondieron sin amedrentarse anunciando que incrementarían el enriquecimiento de uranio, con miras a lograr una mayor cantidad de lo estipulado en el acuerdo vulnerado por EEUU. Más aún, su Jefe de Estado Mayor, Mohammed Baqueri, respondió al despliegue militar estadounidense diciendo que su país estaba listo para “dar una respuesta aplastante”. Por su parte, como complemento, el canciller iraní, Mohammed Zarif, respondió a un twitter de Trump donde anunciaba “el final oficial” de Irán si amenazaba a EEUU, diciendo que “Irán llegará a ver el final de Trump; pero él no verá el de Irán”.
La cancillería iraní acusó a EEUU de utilizar una “diplomacia del sabotaje”, aduciendo que nunca podrían haber sido los responsables cuando fueron los primeros en llegar al rescate de los tripulantes siniestrados. Más allá de la insistencia diplomática norteamericana sobre la responsabilidad iraní en el ataque, la herencia de la guerra de Vietnam obra en su contra. En 1964 EEUU incursionó en un lugar del cual ya los franceses habían tenido que rendir sus fuerzas. En este caso, EEUU en dos ocasiones incursionó en el Golfo Pérsico para imponer su voluntad. No obstante, el territorio iraní reviste características muy diferentes a los arenosos desiertos iraquíes, con una orografía que impone respeto, y que facilita a sus defensores operaciones defensivas y de retardo de magnitud. En razón de ello es que Trump explicó que con un pequeño incremento de fuerzas alcanzaría para el apoyo a las acciones en desarrollo, no para iniciar un desembarco.
En el ´64 EEUU entró solo en el conflicto como forma de balancear el apoyo chino a los vietcongs. Hoy en día, si bien cuenta con el apoyo israelí y de los países islámicos sunitas en contra de la masa shiíta iraní, también se enfrentaría solo a los iraníes, pues las potencias que lo acompañaron en sus anteriores incursiones en el golfo, algunas de ellas mantienen su firma en el acuerdo de control nuclear sobre Irán, sin querer salir del mismo como última ratio para impedir una escalada en la región. Solo contra Irán no es lo mismo que hacerlo contra el Iraq de Saddam Hussein.
Por último, al igual que en 1964, un conflicto armado con Irán, tendría la total desaprobación, tanto de sus propios legisladores como de su población en general. Al respecto, ambas sociedades .
Junio de 2019 - Observatorio Militar de Medio Oriente.
Rechazarían una acción militar de magnitud, que los involucre en un final incierto, en una región de profunda necesidad para la comunidad internacional. La supuesta escalada parecía controlada y sin aprestos bélicos.

Del dicho al hecho hay un dron en el estrecho

Tres días después del ataque a los petroleros, Trump, como forma de presentarse ganador, ratificó el envío de una mayor cantidad de tropas sobre las 1500 enviadas en mayo último, hasta llegar a un eventual máximo de 6000. Por su parte la Organización de Energía Atómica de Irán dijo que en 10 días produciría y mantendría una mayor cantidad de uranio enriquecido que el autorizado en el acuerdo que había roto EEUU, si los otros firmantes del acuerdo no accedían para ayudarlo a mitigar las severas sanciones impuestas por EEUU. El vocero de la organización atómica iraní, Behruoz Kamalvandi, justificó el enriquecimiento de uranio a un nivel mayor al 20% de pureza para ser usado en un reactor dado por EEUU en 1967 que se usa para crear isotopos empleados en tratamientos médicos de cáncer.
El jueves 20 de junio a las 0405 a.m. un dron de EEUU, RQ-4 Global Hawk (Halcón Global) fue derribado por un misil iraní tierra aire. Nuevamente los tambores bélicos sonaban su alerta de combate. Los iraníes adujeron que el dron volaba sobre aguas territoriales 8 millas dentro de las 12 permitidas. Por su parte EEUU lo ubicaba sobre aguas internacionales del estrecho de Ormuz.
Los halcones de EEUU, secretario de Estado Pompeo, su asesor de seguridad nacional Bolton y la directora de la CIA Haspel, asesoraban que la única respuesta era un bombardeo sobre Irán. Irán por su parte declaraba a través de una carta al Consejo de Seguridad de ONU que el dron ignoró reiteradas advertencias radiales antes de ser derribado. Su embajador ante la ONU agregó además que “Teherán no busca la guerra pero que está vigorosamente determinado a defender su tierra, mar y aire.”.
Los legisladores demócratas de EEUU buscaron des escalar aduciendo que el presidente necesitaba la aprobación del Congreso para iniciar cualquier acción ofensiva al respecto. Trump, por su parte, dudaba al decir en su reunión con el premier canadiense que “vamos a ver qué sucede.” Horas más tarde en otra aparición pú-blica buscó evitar una seria crisis militar al culpar del hecho a los líderes iraníes diciendo que “alguien perdido y estúpido” fue el responsable de derribar al dron, lo que era “un gran error”.
Al buscar una opinión militar el comandante aéreo de EEUU en el Comando central en Medio Oriente, Teniente General Joseph Guastella, manifestó que el dron volaba sobre aguas internacionales; pero que no obstante cualquier ataque involucraría “civiles inocentes”. Su contraparte iraní, el comandante en Jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, Hossein Salami dijo que la frontera del país es “su línea roja”. No obstante agregó que “no estamos dispuestos a involucrarnos en una guerra con cualquier país; pero estamos totalmente preparados para la guerra.”.
Las tensiones se calmaron cuando el asesor de EEUU John Bolton dijo el 25 de junio en una reunión en Jerusalén que la intensión general es hacer que Irán se encamine hacia un nuevo acuerdo nuclear. Agregó además que su presidente Trump había dejado “una puerta abierta para las negociaciones reales”.
Las tensiones se dirigen a un nuevo acuerdo desde diferentes posiciones relativas de sus firmantes.

El garrote diplomático

Las dubitativas intenciones de Trump guardan relación con las máximas del presidente Theodore Roosevelt en relación a las amenazas militares extranjeras: “habla fuerte y lleva un pequeño garrote. O lleva un garrote grande; pero agítalo mucho y úsalo poco”. Las demostraciones de ambos gobiernos llegarán hasta que la escalada diplomática sienta la necesidad de más que un apoyo militar a sus declamaciones. Los tambores de guerra podrán seguir sonando; pero solamente para llamar a quienes los escuchan a fin de la firma de un acuerdo con diferente letra más con una misma finalidad: mantener el adecuado flujo de petróleo para el mundo.
NOTA: Este artículo fue publicado con el título “Crisis EE. UU. – Irán: ¿Por qué es improbable una guerra?” en la Revista DEF Online, disponible en https://defonline.com.ar/por-que-es-improbable-una-guerra/

https://defonline.com.ar/por-que-es-improbable-una-guerra/