HASTA LA PRÓXIMA CLASE
Partió Tomás. Donde se encuentre, seguro está deleitando con su conocimiento de los clásicos, anécdotas y chistes inagotables que hacían de sus clases momentos únicos e inolvidables.
Tomás fue uno de mis primeros profesores en la carrera de Ciencia Política de la UBA, que acababa de crearse. Eran épocas en las que la política se discutía con desconocidos en la esquina de Florida y Lavalle, y donde la pasión, claridad y erudición de las clases de Teoría Política de Tomás nos alejaba, al menos por un par de horas, de la intensidad de la política del momento.
Aún recuerdo la primera clase que tuve con Tomás, fue en la sede de la calle Ayacucho, en un aula al final del pasillo de ingreso. Recuerdo haber llegado tarde y ver a Tomás al frente del curso saludándome con su sonrisa inigualable y sosteniendo con ambas manos una pila de tarjetas de apuntes. Era el momento en el que éramos tan pocos en la carrera que no había correlatividades y se cursaban las materias que más gustaban. Tomé asiento y comencé el viaje. Siguió algo tan único y conocido por miles de estudiantes de Tomás que ni vale la pena comentarlo. Enorme profesor, que me ayudo a anclarme en la Ciencia Política.
Luego, la vida nos cruzó en innumerables ocasiones, desde la estación de micros de Villa María, dando clases en la Universidad de la misma localidad, o en el contexto de la Escuela de Defensa Nacional (EDENA), donde de a poco nos fuimos convirtiendo en colegas y amigos. En la EDENA, Tomás fue profesor por muchos años de la materia «Política», fue miembro del Comité de Maestría, supervisor de tesistas y, finalmente, Director de la Maestría en Defensa Nacional. Era meticuloso, comprometido, profesional en todo aquello que tenía que hacer.
En el año 2015, fue nombrado primer decano de la Facultad de la Defensa Nacional (Ex EDENA) de la Universidad de la Defensa y continuó en la institución hasta el 2017. Fueron años de almuerzos cotidianos y de un Tomás que siempre tuvo un tremendo optimismo, sentido de humor y compromiso para transitar una etapa institucional difícil. Sus charlas sobre el naufragio, sus hijos y Laurita siempre eran un oasis en medio de la tormenta que atravesábamos.
Por suerte, nos acompañó estos últimos meses en la UNDEF editando y corrigiendo libros, actividades que disfrutaba y que realizaba con increíble paciencia y meticulosidad. Una edición de Tomás era lo mejor que le podía pasar a un autor.
Tomás fue un ser humano pleno y así partió de este mundo, dejó huella en todo aquel con quien se cruzó. Un docente de alma, de los pocos que se recuerdan luego de más de 30 años. Decir que se fue no es del todo acertado: siempre estará presente en nosotros, en nuestras charlas, en las bibliotecas y en los miles de jóvenes, y no tan jóvenes, que disfrutaron de sus clases y presencia. Una vida bien vivida.
Es difícil para un politólogo de la UBA, Rio Cuarto, La Matanza o Villa María leer a Maquiavelo o a Locke y no acordarse de Tomás con una sonrisa.
Merito tuyo, Tomás. Hasta la próxima clase.
Jorge Battaglino
Rector de la UNDEF
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