Pensar la paz en un mundo armado: conferencia de la Dra. M. Cristina Rosas

En el marco de un nuevo encuentro académico organizado por la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), la especialista en defensa, seguridad y relaciones internacionales Dra. María Cristina Rosas ofreció una conferencia titulada “Cómo pensar la paz en un mundo armado”. Profesora titular en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rosas propuso reflexionar sobre los dilemas del desarme y la seguridad internacional en un presente marcado por conflictos persistentes, nuevas tecnologías bélicas y crecientes tensiones geopolíticas.

Durante su exposición, introdujo tres ejes centrales: desarme, seguridad internacional y cultura de paz. En ese marco, distinguió tres conceptos fundamentales: desarme (eliminación total de armas), control de armamento (regulación de su uso o posesión) y limitación (reducción o administración parcial de arsenales).

Rosas repasó el contexto histórico del desarme y los acuerdos internacionales que, desde la posguerra, intentaron limitar el uso de armas químicas, biológicas y nucleares. Si bien reconoció la existencia de tratados relevantes —como los de no proliferación y prohibición de armas—, subrayó que su implementación ha sido lenta, incompleta y frecuentemente obstaculizada por intereses políticos.

“Vivimos en un estado de guerra permanente, aunque muchas veces silenciosa o tecnológica; los tratados de paz se han estancado y no ofrecen soluciones efectivas a los Estados; las armas pequeñas y convencionales carecen hoy de regulación suficiente, lo que agrava los riesgos globales; y el sistema multilateral se encuentra debilitado, con mecanismos de cumplimiento ineficaces y escaso compromiso real”.

 

A partir de allí, desarrolló una mirada crítica sobre los equilibrios de poder actuales y el papel de las potencias en la producción y circulación de armamento. Tomó el caso de México como ejemplo reciente de diplomacia activa en materia de desarme, destacando su decisión de demandar a fabricantes de armas en Estados Unidos por el tráfico ilícito que alimenta la violencia en su territorio. Explicó que el reclamo mexicano no implica un cuestionamiento a la Segunda Enmienda norteamericana, sino que busca establecer responsabilidades sobre el flujo ilegal de armamento, una iniciativa que cuenta con el respaldo de familiares de víctimas de tiroteos y organizaciones civiles estadounidenses.

La especialista advirtió que este tipo de acciones enfrentan fuertes obstáculos políticos y judiciales en el contexto estadounidense, especialmente durante administraciones caracterizadas por el aumento del gasto militar y la modernización del arsenal nuclear. En ese sentido, recordó que bajo la presidencia de Donald Trump, el presupuesto de defensa alcanzó un récord histórico de un trillón de dólares.

Durante su exposición abordó además ejemplos internacionales que ilustran las complejas relaciones entre seguridad, desarrollo y armamentismo. Mencionó el caso de Djibouti, país africano que basa su economía en el alquiler de su territorio a potencias extranjeras para la instalación de bases militares. Este modelo, explicó, evidencia cómo en ciertos contextos el rearme puede transformarse en un factor de desarrollo económico, cuestionando la idea de que desarme y progreso sean siempre procesos complementarios.

Analizó el caso de Colombia, donde los procesos de paz demostraron que el desarme sólo resulta sostenible cuando se acompaña de desmovilización, reinserción e integración social. “Cuando el desarme fracasa —afirmó—, la paz también se interrumpe”. Desde su experiencia personal en países africanos como Congo y Angola, describió la realidad de territorios devastados por la guerra y las minas antipersonales, donde la reconstrucción resulta casi imposible y la población vive en una aceptación resignada de la violencia.

La conferencista señaló que en esos escenarios la dependencia económica del desminado o de la presencia militar extranjera genera una “parálisis estructural”, en la que la violencia se normaliza como parte del sistema. Sin embargo, destacó que la sociedad civil tiene hoy un papel más activo e informado, y que existen nuevas formas de diplomacia no estatal —la llamada paradiplomacia— que contribuyen al avance del desarme humanitario, priorizando los impactos humanos y sociales del armamentismo.

Rosas también trazó un paralelismo entre México y Argentina, resaltando la defensa de la soberanía nacional en los organismos internacionales, como en las disputas ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) o en la administración de recursos estratégicos. Ambas naciones, sostuvo, comparten una tradición de cooperación en los foros multilaterales y en la promoción de una reforma estructural de Naciones Unidas, orientada a fortalecer los mecanismos globales de cooperación y paz.

La académica insistió en que el problema del desarme y del multilateralismo no se limita a reformar tratados o crear nuevas instituciones, sino que exige replantear los fundamentos mismos de la cooperación internacional y el modo en que los Estados conciben su seguridad. En ese sentido, explicó la existencia de regímenes de control como el Grupo de Australia y el Arreglo de Wassenaar, que regulan el acceso a tecnologías sensibles. Aunque suelen ser criticados por su carácter exclusivo, los consideró instrumentos necesarios para garantizar la cooperación tecnológica y evitar su uso indebido.
Al analizar la coyuntura europea, Rosas subrayó la paradoja de un continente que durante décadas se benefició de los “dividendos de la paz” y hoy enfrenta el costo político y económico del rearme. También advirtió sobre el debilitamiento de los tratados internacionales de control de armas, como el START, ABM o INF, y la aparición de nuevas tecnologías bélicas que escapan a toda regulación, entre ellas los drones, las armas químicas de nueva generación, las biológicas, las hipersónicas y los sistemas autónomos letales.
En este contexto, señaló que el comercio ilegal de armamento y la corrupción continúan alimentando la violencia en distintas regiones, especialmente en América Latina, mientras que la escasez de municiones en Ucrania revela la vulnerabilidad logística del bloque occidental.

 

 

La conferencia concluyó con un agradecimiento a la invitación del Dr. Salimena, director de Licenciatura en Defensa Nacional de la UNDEF, y la presencia del embajador Julio Ramón Lascano. Cerró con una reflexión sobre la necesidad de repensar los paradigmas de seguridad y desarme. Según Rosas, los conflictos contemporáneos ya no se desarrollan únicamente en el campo físico, sino también en el espacio cibernético y en la esfera de la información, donde los límites entre guerra y paz se vuelven cada vez más difusos. Frente a este escenario, consideró indispensable revisar la doctrina militar, el derecho internacional y la ética que rige el uso de la fuerza, en un mundo donde las armas autónomas e hipersónicas transforman radicalmente la naturaleza del combate y la seguridad global.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tags: