Un reclamo soberano siempre vigente
Desde la entrada del navío Clío a aguas nacionales y la usurpación de la gobernación de Malvinas por parte del Reino Unido, el 3 de enero de 1833, Argentina no cuenta con el completo ejercicio soberano sobre la totalidad de su territorio. Es que ese día se consumaba un hecho que comenzaba sus incidencias el 20 de Diciembre de 1832 donde Gran Bretaña daba inicio a su operación militar para ocupar de manera forzada las Islas Malvinas y hacerse de sus espacios circundantes.
El argumento británico ante este hecho tiene que ver con el incidente ocurrido en el año 1832 donde personal militar del navío de guerra USS Lexington de EEUU se encargó de la destrucción de Puerto Soledad en respuesta a una férrea política de protección de los recursos pesqueros instaurada por el Gobernador Vernet el año anterior. Esto motivó a que Argentina y Estados Unidos sufrieran un fuerte contrapunto en sus relaciones dando la posibilidad de intervención a su aliado Reino Unido. El saldo fue claramente negativo: un puerto saqueado, con unidades de artillería destrozadas y una sola coleta en condiciones de patrullaje en toda la zona.
Desde entonces, el incesante reclamo argentino ha producido el acompañamiento de la comunidad internacional que a través de los diferentes organismos se manifiesta en favor de la solución a partir del diálogo y la negociación entre las partes. Así lo hizo saber la Organización de Naciones Unidas en el año 1965, donde se reconoce el encuadre de la situación Malvinas como un enclave colonial e indica que ambas partes deben iniciar el diálogo para resolver cuestión y terminar así cualquier forma de colonialismo existente
Cumplidos 188 años, el reclamo sigue en pie. Lo que también se vislumbra con particular predominio son los móviles que argumentaron la ocupación: la depredación de los recursos naturales. Como en 1833 la actividad pesquera vuelve a tener especial relevancia por estos días inquietando a Londres y especialmente al lobby malvinense.
Pues en 2020 el Gobierno argentino materializó su impronta marítima aprobando la actualización de los montos en concepto de captura por pesca ilegal, también reconfigurando el mapa bicontinental con la actualización de las millas que comprenden la zona económica exclusiva que desde el 2016 tiene aprobación de la Convención del Mar (sin comprender la zona de Malvinas por considerarse territorio en disputa).
No menos inquietante parece el panorama para el poder económico isleño si se tiene en cuenta que en el agitado “acuerdo de Navidad” que diera aprobación a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, las Islas Malvinas estarían quedando técnicamente afuera. Mas allá de que a juzgar por los analistas se resume como poco ambicioso para la UE, el Brexit no aplica automáticamente a territorios como Gibraltar y Malvinas. Es decir, el acuerdo no establece aranceles y cuotas entre las partes. Pues es especialmente importante para bienes esenciales, como productos agrícolas o pesqueros.
Los bienes tendrán que cumplir con las «reglas de origen», que tienen el objetivo de impedir que los productos de terceros países que no tienen acuerdo de libre comercio con la UE entren al bloque a través de Reino Unido para evitar aranceles y cuotas.
Lo mas relevante para estas latitudes es que la Unión Europea excluye del acuerdo a los territorios de ultramar sobre los que el Reino Unido ejerce posición, quedando las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del sur y espacios marítimos circundantes fuera de este esquema.
La industria pesquera supone entre un 73 y un 77% de la economía Malvinense, es decir que la misma se verá afectada sensiblemente en relación a los términos planteados por el Brexit. Estimando que el 80% del total de calamares loligo, la especie pescada por excelencia en las aguas circundantes a Malvinas tiene como destino el puerto de Vigo y que se exportaba a costo irrisorio, a partir de Enero 2021 esta especie pasará a pagar entre un 15 y 18% de tasa arancelaria para poder entrar a dicho puerto.
En efecto, esto significará una considerable suma de dinero que resignará a percibir el sector isleño, lo que no supone que no continúen con elevados márgenes de ganancia. Las empresas españolas que tienen la mayoría de participación licenciataria en aguas del Atlántico Sur circundantes a Malvinas afrontan también un enorme desafío por venir, pues la relación en forma de tándem propulsada por una sociedad comercial creciente en los últimos años, mostrará su primer contrapunto.
Nuevos desafíos.
El flamante escenario presenta, como corresponde nuevos desafíos para ambos actores. Desde la perspectiva Argentina en doble sentido: comercial y diplomático. Desde el punto de vista comercial, trabajar en un nuevo esquema arancelario para competir en término de precios con Londres por la comercialización del calamar, poniendo como valor el acento en la protección de los recursos naturales discriminando por tiempo y espacio los procesos de captura.
Desde la perspectiva diplomática, la exclusión de las Islas Malvinas como parte de un territorio de ultramar significa un paso adelante en el reclamo, puesto que existió un pedido formal argentino en ese sentido a Josep Borrel, representante de la Unión Europea en asuntos de Política Exterior. Mas allá de las especulaciones políticas al respecto, la decisión sienta un precedente que aleja al Reino Unido de sus colonias. Los negociadores británicos no vacilaron en utilizar como variable de ajuste la exclusión de las Islas Malvinas para cerrar lo que consideraron un gran acuerdo o “regalo de Navidad” como llamó el propio primer Ministro.
Tampoco se debe olvidar que la propia Unión Europea incluyó a Malvinas y el sector Antártico como parte del organismo por ser territorio de ultramar en el Tratado de Lisboa y fue el propio gobierno argentino quien manifestó el rechazo con un reclamo correspondiente. Hoy, la situación cambiaría el escenario de acuerdo a como se vaya desarrollando el Brexit.
También presenta un desafío económico para el lobby isleño quienes en este tiempo trabajaron en ese sentido. Hacia agosto del 2020 se aceleró el proceso de adquisición de un buque arrastrero, el Argos Cies, construido en Galicia destinado a la captura del calamar. El mismo dispone de una Eslora 74, 00 metros, Manga 14,00 metros, puntal 7,75, Potencia 1 x 3000 kw. a 750 rpm GT y desplaza aproximadamente 1.998 toneladas. El mismo, comenzado en 2018, ya se encuentra dispuesto para iniciar su viaje al Atlántico Sur. Con esto, la compañía Malvinense se introducirá al mercado como comercializador del producto y las licencias.
También se proyecta la construcción de un nuevo puerto de última tecnología en Puerto Argentino. Será una terminal portuaria que contará con tecnología de la más avanzada en el rubro y una amplia capacidad administrativa con una plataforma de 400 X 60mts. Su objetivo no es solo el anclaje de pesqueros, también contará con espacio para el anclaje de cruceros turísticos, una apuesta fuerte que el sector isleño tendrá de cara al futuro.
Como hace 188 años, la cuestión de la pesca retoma el centro de la escena en el cumplimiento de un nuevo aniversario de la usurpación inglesa sobre territorio malvinense. No quiere decir que antes no haya estado, por supuesto. Pero los temas han tomado diferentes matices de acuerdo a la centralidad que dominara la agenda en su momento. Lo es el petróleo, lo es la militarización, también la posición estratégica. Hoy la agenda marca que el desafío se encuentra en los recursos ictícolas. Mientras en las Islas se preparan para afrontar tiempos difíciles, Argentina toma cartas en el asunto, y las medidas mencionadas así lo demuestran.
Ignacio Gutiérrez Brondolo
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