Un programa de neurodefensa para potenciar al máximo el rendimiento militar

Autor: Dr. Agustín Folgueira, especialista en clínica médica y neurología

El Programa de Neurodefensa es una iniciativa de investigación aplicada al rendimiento militar impulsada desde la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad de la Defensa Nacional. Su objetivo es mejorar las capacidades físicas y mentales del personal de las Fuerzas Armadas mediante el uso de herramientas científicas en contextos operacionales.

Frente a los desafíos del entorno internacional, donde los avances en robótica, cibernética, inteligencia artificial y neurociencia están redefiniendo la profesión militar, resulta clave una estrategia de innovación que permita reducir brechas tecnológicas y revertir décadas de desinversión. La transformación debe ser integral: tecnológica, doctrinaria y humana.

Las exigencias físicas y mentales de la vida militar incluyen altos niveles de estrés, riesgos permanentes, privación de sueño y fatiga acumulada. Dormir lo suficiente es esencial para la salud y el rendimiento, pero las condiciones operacionales muchas veces lo impiden. La falta de descanso afecta la cognición, la toma de decisiones y puede acarrear consecuencias para la salud a largo plazo.

Existen contramedidas como los modelos de predicción de fatiga, las siestas tácticas o el uso de estimulantes, pero ninguna resuelve por completo el problema en ambientes operacionales. Las tareas cognitivas complejas son las primeras en verse deterioradas por la falta de sueño, y aunque los comandantes suelen planificar el descanso según su experiencia, se sabe que tras 48 horas sin dormir, la efectividad del personal disminuye drásticamente. Por eso, el desarrollo de protocolos específicos es fundamental para mitigar el deterioro cognitivo.

Uno de los focos del Programa de Neurodefensa es precisamente la gestión del sueño en contextos extremos, como los cursos de Tropas de Operaciones Especiales, donde se experimentan intervenciones específicas supervisadas por oficiales de sanidad. La interacción con el sistema de salud militar se presenta como una vía clave para desarrollar nuevas doctrinas y soluciones científicas adaptadas a las necesidades reales del personal.

El programa trabaja actualmente en tres líneas principales: hábitos saludables y trastornos del sueño en personal militar, cronobiología antártica y gestión del riesgo de fatiga en entornos operacionales. El objetivo es construir un sistema integral de manejo de riesgo basado en inteligencia artificial que permita optimizar el rendimiento mediante la gestión eficiente del descanso.

Gestión del sueño en Tropas de Operaciones Especiales

Este proyecto analiza parámetros cronobiológicos del sueño y su relación con el rendimiento operativo en cursos de Tropas de Operaciones Especiales. Busca desarrollar un sistema de monitoreo que permita detectar caídas en el rendimiento y anticipar riesgos de fatiga. La investigación titulada “Análisis del rendimiento vinculado a las condiciones del ciclo Sueño/Vigilia en las Tropas de Montaña del Ejército Argentino” registra desde 2021 datos de vigilia, sueño, nivel de alerta y rendimiento general mediante pruebas informatizadas.

Al comparar el desempeño en condiciones invernales con el uso de herramientas digitales de predicción de alerta, se espera perfeccionar protocolos de detección de fatiga aplicables a distintos contextos operacionales. El sistema desarrollado permitirá predecir, a través de un modelo matemático, el estado de alerta, la fatiga y la capacidad operativa del personal, mejorando la planificación y la seguridad en misiones complejas.

Cronobiología Antártica: la Base Belgrano II como análogo espacial

El personal desplegado en la Antártida enfrenta aislamiento prolongado, condiciones ambientales extremas, alta carga laboral y escasas posibilidades de evacuación. La Base Belgrano II, ubicada en el sector más austral de la presencia argentina, atraviesa cuatro meses de luz continua y otros cuatro de oscuridad total.

El estudio “Cronobiología del aislamiento antártico: la utilización de la Base Belgrano II como análogo espacial”, coordinado por el Dr. Daniel Vigo y desarrollado con la participación de diversas instituciones nacionales e internacionales, analiza cómo el confinamiento prolongado afecta los ritmos biológicos, el sueño y el rendimiento. La investigación contribuye a comprender la adaptación humana en entornos extremos y a desarrollar estrategias de cuidado en escenarios similares, como submarinos o estaciones espaciales.

Durante la noche polar, el reloj biológico pierde referencias claras, lo que afecta los patrones de sueño. Las personas tienden a dormir menos y a acostarse más tarde, compensando con siestas más prolongadas. Mantener una rutina de iluminación adecuada, una higiene del sueño estricta y horarios fijos se vuelve esencial para preservar la salud psicosocial.

Neurociencias, inteligencia artificial y salud mental en clave estratégica

El Laboratorio de Investigaciones en Neurociencias e Inteligencia Artificial de la Facultad del Ejército (LINIAFE) participó recientemente en un simulacro de rescate en la Reserva Natural Otamendi, donde se aplicó por primera vez el protocolo PASER (Procesamiento Asistido en Situaciones Estresantes Recientes), una técnica innovadora de primeros auxilios psicológicos.

Lejos de ser anecdótico, este ejercicio refleja una transformación en curso: la salud mental del personal militar se posiciona como un campo estratégico. El estrés postraumático, el suicidio y la exposición a eventos extremos han dejado de ser temas marginales. Sin embargo, en Argentina las respuestas aún son limitadas y los modelos importados muestran escasa efectividad en contextos culturales específicos.

El PASER propone una intervención breve, grupal, no invasiva y adecuada a entornos institucionales poco proclives a la expresión emocional, como el militar, policial o sanitario. Se enfoca en el procesamiento somático y conductual de los eventos, en momentos cercanos al hecho crítico. Aunque su validación científica está en desarrollo, se proyecta su institucionalización mediante una ley nacional.

Este enfoque forma parte de una línea de investigación más amplia, impulsada desde la Universidad de la Defensa Nacional y liderada por la Facultad del Ejército y el CINIAD (Centro de Investigaciones en Neurociencias e Inteligencia Artificial aplicadas a la Defensa Nacional), con el propósito de consolidar un polo de innovación con impacto dual: para la Defensa y para la sociedad.

Salud mental como política de Defensa

La salud mental no es sólo una preocupación ética o médica. También es una cuestión estratégica. Un recurso humano afectado por el trauma pierde capacidades, y eso impacta directamente en la eficacia del dispositivo militar.

Desde esta perspectiva, el cuidado del bienestar psicosocial se convierte en parte esencial de una concepción moderna de la Defensa. No se trata simplemente de proteger el territorio, sino de garantizar la integridad física y mental de quienes lo defienden.

Una defensa nacional del siglo XXI requiere integrar dimensiones afectivas, cognitivas y tecnológicas. No por humanismo, sino por eficacia: porque conocer mejor al sujeto contemporáneo —complejo, expuesto, interconectado— es imprescindible para diseñar políticas de defensa sostenibles y eficientes.

El trabajo del equipo que impulsa esta agenda plantea preguntas cruciales: ¿qué algoritmos pueden anticipar reacciones ante el estrés extremo? ¿cómo entrenar emocionalmente a un grupo sin comprometer su salud futura? ¿qué formas de liderazgo demanda una gestión operativa donde la dimensión psíquica es central?

Responder a estos desafíos implica pensar la Defensa desde el cuidado, sin perder eficacia. En un mundo atravesado por crisis ambientales, polarización social y amenazas emergentes, quizá no haya una tarea más urgente.