Por Julio César Spota, Rector de la Universidad de la Defensa Nacional
Si lo estratégico apunta al largo plazo y persigue la generación de condiciones óptimas para la preservación y promoción de lo más relevante para un actor, la Educación (con mayúscula) se revela como el ámbito estratégico por excelencia. Máxime cuando pensamos en un país. Ya lo dijo Sarmiento. La tarea suprema, la responsabilidad máxima de un estado, consiste en Educar al Soberano.
Es en la apuesta por la ciudadanía donde palpita la posibilidad de superación nacional. En definitiva, Argentina será tan grande como la capacidad, destreza e inteligencia de los argentinos. Ni más ni menos. Por tal motivo el desarrollo de la educación de calidad en las áreas sustantivas del quehacer público reviste relevancia creciente a la luz de los desafíos geopolíticos delineados en el horizonte internacional. Atravesamos una época convulsionada y los viejos paradigmas pierden vigencia con velocidad de vértigo. Debemos adecuarnos a los nuevos escenarios con objeto de capitalizar las oportunidades que se nos abren, mitigar los riesgos que se nos imponen y, como un todo, convertirnos en artífices de nuestro propio destino.
Pensar la Educación en Defensa Nacional implica un reto intelectual y práctico de proporciones tan magnas como las responsabilidades que pesan sobre la cartera. Recordando que según la Ley 23.554 la Defensa Nacional es “la integración y acción coordinada de todas las Fuerzas de la Nación” en procura de disuadir y repeler cualquier agravio de origen exterior contra los Intereses Vitales de la Nación, la pregunta consiguiente es “¿cómo?”. El interrogante no es ingenuo. En la cuestión planteada en una simple palabra converge la complejísima articulación del diseño del instrumento militar del futuro, la adquisición y desarrollo de las capacidades militares requeridas por los desafíos del mañana, la diplomacia practicada por canales uniformados en entornos inciertos, el despegue científico-tecnológico del complejo militar industrial argentino y la modernización de nuestra inteligencia estratégica-militar. Pero como si todo ello fuera poco, la Educación juega un rol preponderante en la confección del sistema de Defensa. ¿Por qué? Porque si la República Argentina será tan grande como la capacidad de sus ciudadanos, naturalmente nuestra Defensa Nacional será tan eficaz como la capacidad de sus protagonistas políticos, administrativos y militares. Ni más ni menos.

La existencia de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) obedece a una perspectiva de conjunto enderezada hacia la máxima profesionalización de los cuadros que se desempeñan en la Defensa Nacional. En su carácter de institución más encumbrada en el sistema de Educación en Defensa, conduce los procesos administrativos y burocráticos que le dan soporte a las funciones sustantivas consagradas por la Reforma Universitaria de 1918 para las Universidades Nacionales: Docencia, Investigación y Extensión. Compuesta por ocho unidades académicas y el rectorado, con despliegue territorial en diferentes jurisdicciones y ofreciendo carreras de pregrado, grado y posgrado tanto para civiles como para militares, la UNDEF ha logrado posicionarse como una referencia indiscutida en el panorama académico internacional. Ello a pesar de los estropicios ocurridos por quienes venían a “poner a Argentina de pie”. Y sin por ello dedicarle más atención que la mínima indispensable, cabe señalar algunos elementos diagnósticos verificables para tomar dimensión del desmanejo obrado en un elemento estratégico como el que nos atañe.
Al asumir como rector de la UNDEF el 31 de enero de 2024 nos encontramos con una composición de lugar colapsada. Acaso el indicador más elocuente del desbarajuste lo reporte una ratio presupuestaria. Tradicionalmente las Universidades Nacionales organizan su estructura de gastos conforme una ratio de 85/15, siendo la primera cifra el porcentaje que representa el volumen total de sueldos dentro del presupuesto general y el otro 15 el caudal de esfuerzo pecuniario que insume todo el resto de las actividades. Para nuestra sorpresa nos topamos con que esa misma ratio en el rectorado (que incluye administrativamente a la Facultad de la Defensa Nacional) era de 97/3. O sea, el 97% de lo que ingresaba en las arcas estaba comprometido en remuneraciones. En otras palabras, el rectorado y la Facultad de la Defensa Nacional se habían transformado en una suerte de cajeros automáticos sin ofrecer por ello prestaciones educativas al público en general, ya que con el 3% restante no se podían siquiera afrontar los gastos corrientes (luz, agua, gas, conexión a internet, etc.). Y de la investigación y la extensión, ni hablemos.

Lo dramático de la circunstancia trascendía la parálisis catatónica en la que el kirchnerismo sumió a la UNDEF. Antes de su salida del poder, intentaron copar la estructura administrativa para generar conatos de resistencia interna a la conducción recién llegada. Por fortuna la razón, la legalidad y la legitimidad nos asistían. Pero el factor determinante en el ordenamiento institucional lo reportó el compromiso espontáneo del grueso de los empleados quienes, más allá de su sentir político privado, en todo momento priorizaron el respeto al lugar de trabajo y optaron por dar lo mejor de sí. Incluso cuando todo invitaba a no hacerlo. Porque durante el cuarto kirchnerismo en la UNDEF el personal trabajaba de lunes a jueves y, para mayor escándalo, una proporción importante del mismo ni siquiera se hacía presente en el lugar de trabajo, porque vivían en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Misiones. La explicación recibida ante de tamaña irregularidad era alegar “la pandemia” –que había concluido hacía más de tres años- y exigir la continuidad del “teletrabajo”, aunque las condiciones de contratación estipulaban la lisa y llana presencialidad.

A sabiendas del amplio espectro de desbarajustes que afligían a la UNDEF en los albores de 2024 teníamos muy en claro que nuestra ciudadanía merecía mucho más que un reporte de problemas. La República Argentina exigía un curso de acción conducente a la sustanciación de sus anhelos en cada ámbito de la cosa pública. Por ese motivo autoevidente, que a cada paso el populismo lucha por contravenir, la gestión de la UNDEF orientó sus esmeros hacia la racionalización del entramado institucional, el ordenamiento jurídico-administrativo de los asuntos internos y la ampliación de la oferta educativa con eje en la Defensa Nacional. Podría parecer redundante mencionar que la UNDEF debe abocarse a asuntos de Defensa Nacional si no fuera porque el kirchnerismo puso énfasis en la política de género y las relaciones cívico-militares. En otras palabras, se ocupó de todo menos de la Educación en Defensa Nacional.
Porque si bien la equidad entre hombres y mujeres es un noble principio a alcanzar, de ninguna manera puede constituirse en el epicentro de los denuedos de la UNDEF. Y detrás de la narrativa de las relaciones cívico-militares lo que se asomaba era la furibunda prédica condenatoria del compromiso de los militares del presente a causa de las tragedias de los militares en el pasado. En concreto, el kirchnerismo bregó, y casi consiguió, destruir el sistema de Defensa detrás de la idea que los militares son intrínsecamente golpistas. Semejante sinsentido sólo podía permear las mentes de una minoría hiperideologizada. Pero la ciudadanía siempre supo que las FFAA velan por nuestra Patria, que los hombres y mujeres de uniforme son acérrimos defensores de la Constitución Nacional y que el pasado es una fuente de aprendizaje para y no una condena contra las generaciones futuras.

Por ello desde 2024 nos dedicamos a reforzar y expandir la oferta académica de la UNDEF promoviendo la Defensa Nacional, la Estrategia y la Geopolítica como ejes temáticos de nuestra gestión. Fruto de ese afán se modificaron 17 planes de estudio, se fundó el Instituto Interdisciplinario de Investigación en Defensa Nacional General Lucio V. Mansilla y el Instituto de Investigación en Inteligencia Estratégica Dr. Bernardo de Monteagudo, se comenzó con el Profesorado Universitario a Distancia destinado a los docentes civiles y militares de la UNDEF y se crearon tres carreras de grado en la FADENA. El diseño, implementación y convocatoria a inscripción en los trayectos formativos innovadores en 2024 se tradujo en la aparición de las primeras cohortes de la Licenciatura en Defensa Nacional, Licenciatura en Ciberdefensa y Licenciatura en Gestión Pública en 2025. Semejante irrupción en el campo universitario produjo un interés generalizado dada la originalidad de las titulaciones, la empleabilidad de los perfiles de los graduados y la federalización de su acceso gracias a la modalidad online de la cursada. El atractivo de las propuestas resulta palpable en las más de tres mil solicitudes de preinscripción, las 1461 inscripciones efectivas y los aproximadamente mil alumnos activos al día de la fecha. La contribución demográfica del estudiantado de grado en la FADENA implicó un aumento cercano al 11% del alumnado total de la UNDEF.
En paralelo se auspició el Seminario “Voces de Malvinas en la UNDEF. Memorias para la Defensa Nacional”, donde se recopilan los testimonios de los veteranos como parte de una moción integral de investigación y extensión practicada en aras de fortalecer la memoria colectiva sobre la Gesta de 1982. También se internacionalizaron los vínculos con los países amigos, recuperaron lazos interinstitucionales que habían sido desatendidos, adjudicaron distinciones a los docentes destacados, confirieron becas a los estudiantes con mejores promedios en los primeros años de cada cursada y muchas otras actividades regidas por el estricto criterio de la meritocracia. Todo ello, y mucho más que por economía de espacio debe quedar por fuera de la presente exposición, al abrigo de un axioma de transparencia. La vocación por la claridad y el manejo riguroso de los recursos estatales nos movió a crear un área de transparencia que a través de su flamante Portal de Transparencia pone a disposición de la ciudadanía, del Soberano, toda, absolutamente toda, la información relativa a la UNDEF.

Todavía nos hallamos en una instancia provisoria como para practicar un balance de gestión y de ninguna manera conviene adelantar logros que al día de la fecha permanecen en estado de expectativa. Pero es una esperanza fundada en evidencia suponer que en menos de un lustro Argentina tendrá sus primeros licenciados en Defensa Nacional, Ciberdefensa y Gestión Pública para abastecer de forma profesional las necesidades del sistema de Defensa, Inteligencia, Seguridad y Política Exterior. Sin embargo el Estado Nacional dista de revelarse como el único ámbito de inserción laboral para nuestros graduados. Muy por el contrario, el mercado incluso los requerirá en mayor cuantía. Máxime dada la demanda creciente de dichos especialistas en las empresas de proyección global que en nuestro país se multiplican al compás de la creatividad y empuje que caracterizan a nuestra población.
Educar en Defensa Nacional es contribuir a la protección de nuestros Intereses Vitales desde un eminente costado estratégico. Apostar por Argentina es hacerlo por los argentinos. Velar por la Soberanía, la Independencia, la Integridad Territorial, la Capacidad de Autodeterminación y la Vida y Libertad de nuestros Habitantes significa cumplir con el imperativo existencial consagrado en el Preámbulo de la Constitución Nacional: Proveer a la Defensa Común. En suma, pensar la Argentina del mañana exige intervenir en el país de hoy con miras a configurar un futuro deseado. Desde la UNDEF estamos convencidos de que vale la pena creer en nosotros mismos. Esa es la verdadera clave de nuestro porvenir. Y lo alcanzaremos merced del orgullo, compromiso y dedicación de los hombres y mujeres que del alba al anochecer sienten palpitar en sus corazones los colores del emblema patrio con la irrefrenable pasión que nos hace ser argentinos.